sábado, 7 de junio de 2014

Durante 78 años nadie supo de la serpiente nocturna Hypsiglena ochrorhyncha unaocularus, y fue
borrada de la lista de especies de reptiles que hay en el mundo, pero sorprendentemente se ha reencontrado en una expedición reciente en la Isla Clarión, en México. Este reptil es una culebra endémica de esta isla y se ha encontrado en un pequeño hábitat entre rocas volcánicas.
El hallazgo ha sido de gran importancia porque el patrimonio natural de México está teniendo un acelerado deterioro y están aumentando las especies en peligro de extinción.
Ya se han hicieron otras expediciones en el pasado para encontrar a esta especia como la de 1955,pero en esta no se encontró y se decidió entonces borrarla de la lista de especies existentes.
Pero en 2012, Daniel Mulcahy, investigador del Departamento de Zoología de vertebrados del Museo Nacional de Historia del Instituto Smithsoniano, en Washington, empezó a organizar una nueva expedición a Clarión porque estaba seguro de que el reptil existía, a la luz del detallado cuaderno del descubridor original. En mayo de 2013 se comenzó el nuevo viaje, pero no encontraron nada, hasta que un alumno de notó un movimiento extraño sobre unas rocas de lava volcánica y encontró dos especímenes de la culebra.
 Tras el descubrimiento, se inició un proceso de identificación con pruebas de ADN en la que se ha mostrado que el reptil no está emparentado con otros de Baja California y que es una verdadera especie endémica, no una subespecie como se pensó hace ocho décadas.
El cómo llegó a Isla Clarión, ubicada a cientos de kilómetros de ese estado, es un misterio. Los científicos que la reencontraron creen que hace miles de años hubo una crecida de un río que arrastró a uno o varios ejemplares sobre el tronco de un árbol hacia el Golfo de Cortés, y de allí las corrientes marinas las llevaron a su nuevo hogar
 La serpiente nocturna mide entre 40 y 45 centímetros de largo, no es venenosa y se alimenta de insectos y lagartijas. Su clasificación exacta está en proceso, pero probablemente será incluida en la lista de especies en peligro, dado el escaso número de ejemplares y su limitado hábitat.
 Desde mi punto de vista este tipo de noticia es una alegría, ya que nos muestran que no todo es malo y que en cierto modo nuestro mundo nos sigue dando increíbles sorpresas como ésta, pues aunque se intente explicar cómo llegó este espécimen a la isla, realmente no se sabe. Por otra parte es importante que sigan habiendo parajes naturales como Isla Clarión en la que la fauna y flora se pueda desarrollar libremente sin que el ser humano interfiera. Así y nunca mejor dicho podemos decir que este es un  claro ejemplo de que las islas todavía guardan tesoros de la biodiversidad aún por descubrir.