miércoles, 21 de mayo de 2014

Resucitar al mamut en los próximos 50 años

Desde Siberia Lyuba, la cría de mamut preservada en los hielos de la tundra durante 42.000 años, ha viajado hasta Londres en una maleta muy especial. Desde que fue descubierta en el 2007 por un cuidador de renos, se exhibe como una rareza de otro tiempo en el Museo Shemanovsky y nunca hasta ahora había viajado a Occidente.

 


El Museo de Historia Natural de Londres ha convertido ahora a Lyuba en indiscutible atracción de Mamuts: los gigantes de la Edad de Hielo, que hoy abre sus puertas en el venerado templo de la ciencia. La cría de mamut, de 85 centímetros de alto y 130 centímetros de largo, ha servido para desentrañar algunos de los secretos mejor guardados de los parientes peludos de los elefantes, que se extinguieron hace unos 4.000 años (un abrir y cerrar de ojos, en términos geológicos).
Lyuba, el ejemplar mejor conservado entre todos los restos de mamuts que han emergido del permafrost siberiano, ha disparado de paso una de esas carreras que tanto gustan a la especie humana. ¿Para cuándo el primer mamut clonado?

El genetista Ian Wilmut, padre de la oveja Dolly, opina que la ciencia puede estar a 50 años de la posibilidad de clonar especies extinguidas como el mamut. El método usado sería el mismo que el usado para los animales vivos: recuperar el núcleo de las células del mamut del tejido congelado, implantarlo en el óvulo de un elefante hembra (al que previamente se le habrá extraído el núcleo) y crear un embrión con genes de mamut que sería implantado en el útero del paquidermo. El período de incubación rondaría los 22 meses
  
Sin embargo, Adrian Lister, especialista en mamíferos proboscídeos del Museo de Historia Natural, considera que aún es pronto para hablar de la resurrección de los mamuts: «El ADN hallado en Lyuba está muy fragmentado y no está organizados en células. Gracias a él hemos podido llegar a nuevos y fascinantes descubrimientos sobre los mamuts y su manera de adaptarse a su hábitat, pero no soy de los que se frotan las manos pensando en que la clonación está a la vuelta de la esquina».